Nuestro trabajo y nuestras investigaciones no tienen sentido si no revierten a la sociedad, como todo, pero en nuestra disciplina aún más. Si no conocemos desde dónde venimos, dificilmente sabremos hacia donde ir. La última crisis que aún sufrimos, nos lo ha vuelto a demostrar. Además, secularmente, nuestra cultura asimila lo antiguo y lo viejo a algo desechable e inservible, por ello debemos empeñarnos en encontrar el valor de conocer nuestro patrimonio y reconocernos en él. Reconocerlo como algo propio, sentirnos parte de ello y sentirlo parte de nosotros, así la conservación y preservación para las generaciones futuras no será un ingrato cumplimiento, sino una placentera experiencia.
Cada nuevo descubrimiento, cada trabajo, ofrece siempre unas posibilidades para ser expuesto a la opinión publica, para ser compartido, y ser de utilidad a quienes de forma espontánea y natural tienen un interés de incorporar nuevos conocimientos o de incrementar los existentes. Por eso, también cada proyecto es único.